Breve Reseña Biográfica
Nació en la ciudad umbra de Asís en 1181 ó 1182. Era hijo del mercader Pietro Bernardone, quien le cambio su nombre de bautismo, Juan, por el de Francesco. Después de una a juventud alegre y mas o menos desenvuelta, a la edad de veinticinco años, se sintió cambiado por la gracia divina; transformación que él atribuía al vencimiento hecho de asistencia a los leprosos, entre los cuales le “llevo al Señor” (Testamento).
Un día que oraba ante la imagen del crucificado en la iglesia derruida de San Damián, oyó la voz de Cristo que le ordenaba: “¡Francisco, ve y repara mi iglesia!”. sucedió después la ruptura con su padre y la renuncia total ante el Obispo. Durante tres años, mendigando el sustento y tenido por loco, se dedico a reconstruir iglesias en las inmediaciones de Asís, hasta que un día de 1209, al escuchar la lectura evangélica de la misión de los discípulos, descubrió su vocación definitiva: “vivir según la forma del Santo Evangelio”(testamento).
Abandono el atuendo de peregrino que hasta entonces había usado y se presento vestido de una túnica sencilla, ceñida con una cuerda, y con los pies descalzos, anunciando el reino de Dios e invitando a la conversión. Fue entonces cuando se le juntaron los primeros “compañeros” dispuestos a compartir la misma vida: Bernardo de Quintavalle, Pedro Cattani, Gil de Asís.
Hombre de constitución delicada y fino temperamento, Francisco estaba dotado exquisita sensibilidad y de imaginación fecunda, no menos que de ingenio penetrante, capacidad de reflexión y voluntad decidida, aunque no estaba exento de los altibajos de su natural nervioso.
A esto se añadía un sentido de concretez y de intuición inmediata de las situaciones de la vida, junto con una actitud ingenua y libre ante las personas y los acontecimientos, que le hacia ser siempre igual a si mismo. Alma de poeta, amaba la vida y la naturaleza, sabia captar el lenguaje de las cosas y, bajo el influjo de la fe, descubría sin esfuerzo la realidad de Dios en todo lo existente.
Por su nacimiento pertenecía a la nueva sociedad de artesanos y comerciantes que se abría paso en la vida publica de los municipios italianos; pero su temple caballeresco le hacia entonar con el ambiente feudal de los cantares de gesta y con las virtudes humanas de la caballería andante: cortesía, lealtad, liberalidad, valentía, compasión por los seres débiles e indefensos. En su vida vemos alternarse el impulso incontenible a la acción, a recorrer el mundo. y el atractivo de la soledad y de la intimidad fraterna sosegada.
Poesía de la cultura media de los que, no habiendo cursado el trivium y el quatrivium, no podían figurar entre los clereci o litterati. Gustaba de llamarse simple e inculto, pero no era un ignorante; dominaba bastante bien el latín corriente, que había cursado en la escuela de la iglesia local de San Jorge; cantaba en lengua provenzal; sabia de romances y de trovas; y, sobre todo, leía y meditaba la biblia, principalmente le nuevo testamento.