MI DIOS Y MI TODO,
¿Quién eres Tu, dulcísimo Señor y Dios mío?
y ¿Quién soy yo, gusanillo, tu servidor?
¡Cuánto quisiera amarte, santísimo Señor mío!
¡Cuánto quisiera amarte, Señor mío Dulcísimo!
Señor mío y Dios mío, te entregue
todo mi corazón y todo mi cuerpo,
y ardientemente anhelo darte mas…
¡Si supiera qué más darte!
(LC)
Meditación: Amar a Jesús, es entregarnos a su voluntad, a su amor y a su bondad.
SEÑOR MÍO JESUCRISTO
dos gracias te ruego que me concedas
antes de morirme; la primera, que sienta yo en cuerpo y alma,
en cuanto sea posible,
el dolor que Tú, dulcísimo Jesús,
sufriste en tu dolorosísima Pasión;
la segunda, que sienta yo en mi corazón,
en cuanto sea posible, aquel amor sin medida
que te abrasaba y te llevó, Hijo de Dios,
a sufrir gustoso por nosotros, pecadores.
esta misma dolorosísima Pasión.
(3CS).
Meditación: Entregarnos a Jesús, es entender que pese a las dificultades, no me abandonará.
TE DOY GRACIAS, SEÑOR Y DIOS MIO,
por cuantos dolores me aquejan,
y te pido que me los centupliques
si tal es tu santa voluntad:
cosa dulcísima será para mí
sufrir por ti mil tormentos.
Pues en cumplir tu voluntad,
encuentro yo mi deleite.
(LM 14/2).
Meditación: Agradecer a Dios por lo bueno y lo malo, desde el momento que abrimos los ojos.